jueves, 26 de febrero de 2015

Stuck in the routine / Atorado en la rutina (autorretrato)

rutina.
(Del fr. routine, de route, ruta).

1. f. Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas.
2. f. Inform. Secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente.

Han pasado largos meses desde la última visita al blog. Es hora de salir de la rutina y el estancamiento y producir cosas buenas.

A veces nos quedamos atascados en una especie de limbo recurrente que nosotros mismos dibujamos en nuestra mente en un rato (a veces un muy largo rato) de confusión. Nos situamos en este punto gris entre lo que imaginamos que serán buenas decisiones y lo que consideramos demasiado riesgoso o de plano una mala idea, no encontramos para dónde tirar y ahí nos quedamos por días, semanas o meses. En ocasiones se trata de un dilema moral y otras veces simplemente de no saber lo que se quiere o tener miedo del resultado.

Este tipo de atolladero se parece demasiado a aquella rutina clásica de los dibujos animados del siglo pasado: la disyuntiva moral entre hacerle caso al alocado, locochón, sexy y divertido diablito o al angelito bonachón, propio, blanco, puro, buena onda y relajado.

Dicen por ahí que hay que encontrar el modo de conjurar a los demonios. Es una frase trillada pero cuando uno está atorado lo primero que hay que hacer es ponerle nombre al predicamento, nombrarlo con todas sus letras, señalarlo y dirigirse de frente hacia él. Creo que lo mismo aplica para la conjura de diablillos que de ángeles.

¿Qué mejor manera de hacerlo que traduciendo ese bache mental con un poco de creatividad? En mi caso, puse manos a la obra pintando y al parecer maté dos pájaros de un solo tiro (o para ser más preciso, dos estorbosos seres imaginarios de una sola pincelada).



Esta pintura digital se llama "Atorado en la rutina", o "Stuck in the routine". Representa exactamente esa falta de decisión en la que a veces nos encontramos atorados y por la cual no logramos avanzar hacia ningún lado. Nos quedamos miramos al cielo y rascándonos la barbilla como esperando que nos caiga la respuesta en forma de lluvia o de excremento de paloma, en lugar de poner manos a la obra y ocuparnos de lo inmediato. La diablilla y la virgen son las dos caras de esa moneda que gira únicamente en nuestra mente.

Este proyecto me rescató de las consecuencias de esta rutina -o quizá de otra rutina paralela, en la que comenzamos un montón de proyectos pero por pura indecisión no logramos completar ni siquiera uno de ellos (tanto en nuestro arte como en la vida cotidiana). Con esta tranquilidad me quedo ahora, con la creatividad re-inaugurada y la promesa de desentelarañar este blog.